Periòdico libertario: Humanidad N° 15

Humanidad

Nº 15. Lima. Septiembre, 2010.

Contenido:

Editorial

Antropólogo «chupe» es designado primer ministro de cultura

¿Quiénes son los verdaderos responsables de la inseguridad?

ADUNI: «Servir al pueblo de todo corazón».

La Protesta (texto de presentación, febrero de 1911).

A 83 años del asesinato de Sacco y Vanzetti

La vitalidad del taoísmo

Religión y evolución

Esto ya no compete a la divinidad

El mundo tal como va (el nacionalismo religioso iraní)

El Decreto Ley 1097

El castrismo es disfuncional incluso en Cuba

París decide tolerancia cero sobre los gitanos

Resistencia Mapuche. Bajo el oprobio del capital y el Estado

Sobre el caso Franklin Brito (Venezuela)

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– Lima: Librería Ciro (Facultad de CC.SS. de la Univ. San Marcos)
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BREVE HISTORIA DE LA FEDERACIÓN DE OBREROS PANADEROS ”ESTRELLA DEL PERÚ”

El 10 de abril de 1887, hace 122 años, unas decenas de obreros panaderos de Lima se asociaron para crear la Sociedad de Obreros Panaderos Estrella del Perú, y se afiliaron, como sección federada nº 9, a la Confederación de Artesanos «Unión Universal» que ya existía desde hace algunos años.

Las organizaciones obreras, en su mayor parte, se habían creado en aquella época bajo el lema del mutualismo, o en sociedades de resistencia, según el modelo de la Asociación Internacional de Trabajadores. En Buenos Aires se fundó así, el mismo año, la Sociedad Cosmopolita de Resistencia y de Colocación de Obreros Panaderos. En otras ramas, fueron sobre todo los tipógrafos, los trabajadores agrícolas y los trabajadores del tabaco quienes se organizaron, por ejemplo, en Argentina, Cuba y México.

«Se llaman de resistencia, porque en su propia organización llevan invívitas las sacrosantas ideas de rebeldía, de lucha, de protesta, contra todo lo que significa explotación, opresión y servidumbre. Ellas son centro de recreos morales y de enseñanza artística. Son escuelas en las que el obrero estudia y trabaja y aprende a administrar una organización ante las luminosas proyecciones del racionalismo científico.»

Manuel Caracciolo Lévano, presidente de la Federación Estrella del Perú, 1910.

Estas primeras organizaciones fueron poco numerosas y, en su gran mayoría, efímeras.Sin embargo, la Federación de Obreros Panaderos del Perú se mantuvo contra vientos y mareas. En la región ya no quedan apenas sindicatos que puedan proclamarse de una tan larga existencia.

* * *

En 1903, el sindicato tenía 83 miembros; en 1919 contaba con 552. Este fuerte incremento fue debido a que del mutua1ismo se pasó al sindicalismo anarquista, a la radicalización de sus objetivos y a los combates, con frecuencia victoriosos, que se llevaron a cabo por la mejora de la vida obrera.

Como en tantos otros ejemplos históricos, fue decisivo el hecho que se encontraran los dirigentes de la Federación y el teórico libertario peruano, Manuel González Prada. Este último, aprendió la realidad obrera con los compañeros y afinó sus propias ideas; los sindicalistas descubrieron en él la historia de las luchas obreras en el mundo y el pensamiento anarquista.

En 1905, don Manuel González Prada, hizo un llamamiento a todos los obreros y artesanos de Lima para la primera celebración del Primero de Mayo en el país:

«El 1º de mayo tiende a ser para la humanidad lo que le 25 de diciembre para el mundo cristiano: una fecha de alegría, de esperanza, de regeneración… los revolucionarios saludan hoy al Mañana, el futuro advenimiento de una era en que se realice la liberación de todos los oprimidos y la fraternidad de todas las razas… todos son llamados a cobijarse bajo los pliegues de la bandera roja… »

La fiesta universal (1905)

El mismo día, el 1º de Mayo de 1905, la Federación de Obreros Panaderos Estrella del Perú adoptó una nueva acta constitutiva:

«ACTA PROGRAMA

La Federación de Obreros Panaderos Estrella del Perú tiene por objeto fomentar el espíritu de solidarismo entre todos los compañeros de oficio panadero y mejorar su condición moral y material por medio de la economía, de la resistencia, de la ilustración y del auxilio mutuo.

Además de las necesidades y de los intereses del obrero panadero, la Federación se hace cosmopolita y solidaria con los operarios de todas clases y oficios de ambos hemisferios, reconociendo ser una causa del malestar de los trabajadores: la explotación y el monopolio del capitalista.

La Federación estará siempre del lado de la justicia y de la libertad, luchando tenazmente por la reivindicación de los derechos usurpados por tanto tiempo al obrero.

La Federación hace suya la siguiente máxima de LA INTERNACIONAL: “la emancipación de los trabajadores tiene que ser obra de ellos mismos.” Por consiguiente, se excluye toda cuestión social que no encarne el más avanzado socialismo, declarando que todos los trabajadores del mundo somos hermanos.

Los que suscriben declaran solemnemente que aceptan de un modo incondicional los ideales que preceden y que jamás cambiarán los fines y principios de la Federación, prometiendo bajo palabra de honor, que cada uno hará cuanto fuere posible, sacrificándolo todo, por el engrandecimiento de la Federación.

Lima, 1° de mayo de 1905

Firman por la Federación:

El Comité: M. Caracciolo Lévano, Teodomiro Rodríguez, Juan Guerrero, Juvenal Vázquez, Roberto Ríos, Adalberto Sánchez, Moisés Sandobal, Leopoldo E. Umachea, Delfín A. Lévano, Germán Torres, Cecilio Gutiérrez, Carlos Wenglent, Miguel R. Moreno, Félix Arias, Belisario Bernaola, Francisco Miranda, Carlos Cabañas, José Hernández, Pastor Mendoza, Manuel Z. García.»

La solidaridad internacional formaba parte integrante de este programa: solidaridad con otros sindicatos de la región, y sobre todo solidaridad con la revolución mexicana de 1910, acompañada de colectas y diversas actividades de apoyo:

«¡Loor! a los que cayeron regando con libérrima sangre, en la lucha por el comunismo igualitario. Hosanna a los intrépidos, que escudados por el pendón rojo, hermosa antorcha de la verdad, van redimiendo y ensanchando el ideal libertario, a nuestras oprimidas multitudes. ¡Hermanos mexicanos, salud!»

Manuel Caracciolo Lévano, La Protesta, 10 de Mayo de 1913

Una de las mayores luchas de los años siguientes, fiel a la causa de los mártires de Chicago de 1886, fue por la jornada por las ocho horas. Los primeros en obtenerla fueron los jornaleros del Callao, distrito portuario de Lima, tras una huelga general en 1913.

En diciembre de 1918, los obreros de las hilanderías se declararon en huelga para conseguir las ochos horas, y el 2 de enero de 1919, los obreros panaderos se unieron al movimiento. Unos días después, un comité de coordinación organizó huelgas de solidaridad en los periódicos, en la industria del calzado, en el transporte y otros sectores en Lima y el Callao.

El 13 de enero, y bajo el impulso de los anarcos-sindicalistas, una huelga general de dos días intentó imponer la jornada de ocho horas. Los huelguistas tuvieron, por momentos, duros enfrentamientos con las fuerzas del orden, hasta que el gobierno firmó un decreto legalizando las ochos horas. Aunque este decreto no llegó a aplicarse en su generalidad, fue una importante victoria obrera.

Todo el año 1919 fue un año de graves luchas, en particular por el abaratamiento de las subsistencias. En abril, se formó un comité que lo componían delegados de los principales sindicatos y fábricas: trabajadores textiles, de los muelles, de la construcción, de panaderías y molinos, tipógrafos y empleados. Las huelgas y ocupaciones recibieron como respuesta una desmesurada represión que se saldó con varias víctimas, siguiéndole la instauración de la ley marcial.

Con la caída del gobierno, en el mes de julio, se obtuvo la liberación de los militantes obreros encarcelados y el reforzamiento de las organizaciones sindicales. Se había alcanzado uno de los objetivos del movimiento obrero.

En los años veinte, la Federación llegó a tener hasta 757 miembros, representando casi la totalidad de los obreros del sector. Continuó sus luchas por los salarios y condiciones de trabajo, la libertad de religión, de asociación y de acción.

* * *

La Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa marcaron con mucha fuerza el movimiento obrero en todo el mundo. En el mismo Perú cambió la situación política y social. Aparecieron nuevas formas de organización, movimientos de campesinos, reivindicaciones nacionalistas, formaciones políticas que, en el seno del sindicalismo anarquista, crearon nuevas inquietudes.

Los sindicatos tuvieron que definirse con respecto a esas corrientes, y ello no se haría sin originar ciertas dudas y desgarros. Sin embargo, los valores de autonomía y de acción directa prevalecieron en el seno de la Federación hasta fines de los años 30. En adelante, naufragaron esos ideales producto de la represión organizada por los gobiernos de turno. Luego, y ya con otra generación, la Federación, por desgracia,  viró hacia los rumbos del Partido Aprista que apuntaban a la toma del poder.

* * *

Esperamos que la Federación retome la senda libertaria y así salga definitivamente del entrampamiento que significó acercarse y colaborar con los partidos políticos.

No haya fronteras, en pueblos sin leyes, ni altares ni tronos
Sean los hombres amigos y hermanos.
Pueblos del mundo, romped las espadas, rasgad las banderas;
Cesen rencores de tribus y de razas.
(Manuel González Prada)

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Acta de Fundacion – FOPEP

ACTA PREPARATORIA

En la ciudad de Lima, capital de la República del Perú, a los seis días del mes de enero de 1887, reunidos 26 miembros del gremio de panaderos, en el local del Tiro al Blanco Alemán acordaron formar una sociedad, para lo que se nombró una mesa momentánea cuya elección recayó por unanimidad de votos en los señores: Emilio Rodríguez, como presidente; Manuel Hinsby, como vicepresidente; Manuel Camoretti, como tesorero; Juan Wetzell, como secretario; German Helferes, como prosecretario.

Acordose asimismo nombrar vocales de las siguientes panaderías a los señores don Carlos Sánchez, por la de Bravo; don Mariano Villanueva por la plazuela de Guadalupe; don Alberto Albertoletti, por la de Tintoreros, don Albino Bandini, por la calle de Guadalupe; don Luis Longolli, por la de Pericotes; don Gabriel Purisaca por Copacabana. Con lo que terminó la sesión a las 5 p.m., convocando a los presentes a una sesión que tendrá lugar el próximo jueves 13 en el mismo local.

Lima, enero 6 de 1887.

Firmado.- José del Carmen Retes.
Secretario

ACTA DE INSTALACIÓN SOLEMNE

En Lima, capital de la República del Perú, a los 10 días del mes de abril de 1887; reunidos los suscritos, en el salón de la Sociedad Amiga de las Artes, solicitada anticipadamente, por el socio José del Carmen Retes, con el exclusivo objeto de instalar la sociedad del gremio de panaderos que llevará por nombre “ESTRELLA DEL PERÚ” en conformidad con el trabajo que se había hecho en las juntas preparatorias, en el local de la antigua cervecería de Tiro al Blanco Alemán, situada en la plazuela de la Exposición y autorizado por las mismas justas preparatorias.

El señor Rafael Delgado presidente de la Sociedad Amiga de las Artes, fue designado para recibir el juramento al señor Emilio Rodríguez elegido para presidir la sociedad “Estrella del Perú”, estando presente, al efecto, todas las sociedades filantrópicas se procedió a tan solemne acto, a las 3 p. m. del citado día; prestando el referido juramento el señor Emilio Rodríguez, quien respectivamente lo tomó a todo el personal que compone el directorio elegido en el orden siguiente: Vicepresidente, Medardo Arana. Fiscal, Samuel Hinsby. Tesorero, Juan Camoretti. Secretario, José del Carmen Retes. Prosecretario, Carlos R. Sánchez. Presidente de Caridad don Alberto Albertoletti. Secretario de Caridad, Aquiles Albertoletti. Diputado del cuartel 1º, Tomás Martínez. Del cuartel 2º, Carlos Vera. Del 3º, Aniceto Velásquez. Del cuartel 4º, Aurelio Paul, Del cuartel 5º, Antonio Ponzat. Recaudador, Albino Bandini. Adjunto, Juan P. Martínez. Fiscal, Hugo Cordezo.

Constituido el directorio con el personal que antecede ocupó sus respectivos puestos; el presidente Sr. Rodríguez pronunció un bien concertado discurso, llevando al espíritu de los concurrentes el principio de confraternidad, tanto entre los asociados, como entre todas las instituciones que perciben igual objeto, mereciendo aplausos prolongados.

En este mismo orden se dejó oír la palabra del Sr. Delgado, al tomar el juramento al Sr. Rodríguez, haciendo también uso de la palabra el socio de la Amiga de las Artes, don Víctor Antonio Vera, y otros más.

A continuación el Sr. Rodríguez, manifestó que quedaba instalada la sociedad “Estrella del Perú”, designando a la vez como aniversario igual fecha en loa años venideros, y declarando suspendida la sesión a las 5 p. m. e invitando aun lunch que se había preparado al efecto, con lo que concluyó el acto, considerando esta acta como documento auténtico del primer trabajo de la sociedad “Estrella del Perú”; acordándose también que esta acta de fundación la firmasen todos los obreros panaderos de la capital que quisieran adherirse a la ”Estrella del Perú”.

En la ciudad de Lima, a los diez días del mes de abril de 1887.- Patria y trabajo.

Firmado.- José del Carmen Retes.
Secretario

Archivo FOPEP

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Sub-Comité de obreros japonés

Oficio del 30 de nov. de 1932

Señor

Presidente de la Federación de Obreros Panaderos «Estrella del Perú»

Salud.

S. P.

Los suscritos en representación de los obreros japoneses federados nos presentamos por intermedio de ud. en esta asamblea para exponer que:

Nosotros como proletarios también estamos hartos de la explotación que somos víctimas y ante la amenaza de una nueva rebaja de nuestros salarios declaramos que estamos prontos a luchar junto con nuestros hermanos peruanos por nuestros derechos conculcados para darles una prueba que somos obreros conscientes y que tenemos derecho a gozar de todos los derechos que la Federación concede a sus federados.

Esperamos, la orden de la Federación para demostrarles a nuestros compañeros que están muy engañados en el concepto que tienen formado de nosotros, pues sabremos luchar al lado de los obreros peruanos demostrándoles que sabemos que la causa de los trabajadores es una sola y por lo tanto sus derechos son iguales sin distinción de razas, idiomas ni doctrinas, a la lucha pues compañeros y ojalá esta lucha sea el lazo que una nuestros cuerpos en una sola alma, un solo ideal, puesto que somos todos hijos una sola madre, cual es la causa-proletaria, y abatidos por el mismo infortunio (la miseria) no debemos hostilizarnos ni quitarnos el pan los unos a los otros.

Con todo respeto y sinceridad a nuestros compañeros asambleístas

Lima 30 de Noviembre de 1932.

Archivo FOPEP

web: www.archivofopep.webcindario.com

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David Sobrevilla: Notas sobre El anarquismo de GONZÁLEZ PRADA

En este texto deseamos determinar algunos de los rasgos principales del anarquismo de don Manuel González Prada que, como se sabe, signa el período final de su vida y de su producción (luego de regresar Prada a Lima desde Europa, el año 1898, hasta el año de su muerte, 1918)1.

En este texto deseamos determinar algunos de los rasgos principales del anarquismo de don Manuel González Prada que, como se sabe, signa el período final de su vida y de su producción (luego de regresar Prada a Lima desde Europa, el año 1898, hasta el año de su muerte, 1918)1.

Prada, empieza a tratar el tema del anarquismo separando dos significados negativos de la palabra «anarquía»: el habitual de desorden, estado de guerra permanente, vuelta a la barbarie primitiva; y el de acto de violencia individual o colectiva. De estos sentidos hay que distinguir el ideal anárquico que se puede «resumir en dos líneas: la libertad ilimitada y el mayor bienestar posible del individuo, con la abolición del Estado y la propiedad individual» (3, 228). Este ideal tiene un supuesto que quizás sea censurable, escribe el autor: el optimismo y la confianza que el anarquista pone en la bondad ingénita del ser humano.

El anarquista hace una crítica inflexible de toda autoridad, porque ve que su ejercicio es perverso: «Nada corrompe ni malea tanto como el ejercicio de la autoridad, por momentánea y reducida que sea» (3, 251). Y es que la «Autoridad implica abusar, obediencia denuncia abyección» (3, 228). La forma más usual de presentarse la autoridad es la del Dios-Estado (2, 247, 347), pero asimismo conocemos otras formas: la de la Diosa-Iglesia (3, 242, 347). En esta etapa, Prada escribe que “La Anarquía no se declara religiosa ni irreligiosa. Quiere extirpar de los cerebros la religiosidad atávica, ese perverso factor regresivo” (3, 242), la del Dios-Humanidad que predicaba Comte, y hashasta la soberanía del pueblo (el Dios-Pueblo), que según el autor, es la más absurda de todas (3, 228).

Pero por otro lado, el anarquista combate asimismo la institución de la propiedad individual, que como ya ha sostenido Proudhon, es un robo (3, 240). Mas ni siquiera se necesita recurrir a un punto de vista tan extremo, pues hasta enemigos declarados de la anarquía niegan hoy el derecho tradicional y sagrado del individuo a la propiedad. La razón es bastante simple: si ha sido toda la humanidad la que conquistó y urbanizó la tierra, así como acopió los capitales, es a toda ella en su conjunto a la que le toca recibir la herencia: lo de todos pertenece a todos (3, 240-241). Y así como es ridículo hablar de mi vapor, mi electricidad, mi Partenón, etcétera, es equivocado que la gente se refiera a su bosque, su hacienda, su fábrica y su casa. Por ello es menester criticar y dejar de lado este egoísmo extremo. Mas la anarquía reconoce por cierto los intereses individuales y lo que pretende es sólo organizar armónicamente la propiedad y la sociedad. Su idea de la propiedad es que es una mera función social (3, 239-241).

El anarquismo gonzalespradiano hace un distingo igualmente tajante entre el anarquismo y el socialismo autoritario y «depresor», aunque sostiene que a veces ambos pueden actuar juntos para imponer ciertas reivindicaciones como la jornada de ocho horas (3, 288).

Las principales diferencias entre el socialismo y el anarquismo son las si-guientes: primero, aquél cree que todo se puede cambiar con una gran conmo-ción súbita e instantánea del orden social –su noción de revolución–, mientras el anarquismo piensa que el fuerte de la sociedad burguesa sólo se puede rendir poco a poco y merced a muchos ataques sucesivos (3, 287 y 239). Segundo, el socialismo es tan opresor y reglamentarista como el Estado, mien-tras el anarquismo rechaza toda reglamentación y el sometimiento del individuo a las leyes del mayor número (3, 288). Tercero, el socialismo da una preeminen-cia a lo político, o sea a la captura del poder, en tanto que para el anarquismo lo importante es el vasto proceso de la emancipación humana, dentro del cual, más importante es lo social que lo político (3, 243, 280, 288). Cuarto, el anar-quismo no mira la evolución de la historia como una serie de luchas econó-micas, como sí hace el socialismo (3: 240). Quinto, el anarquismo es enemigo de la idea de patria y por ello genuinamente internacionalista, contrario por principio al militarismo, mientras el socialismo pretende a veces conciliar lo inconciliable: internacionalismo y nacionalismo (3, 293, 288-289). Y sexto, el socialismo predica una revolución violenta y mundial que tiene un carácter cuasi-religioso, en tanto que el anarquismo sostiene que el proceso de la eman-cipación humana no presenta estas características (3, 232-233, 236-238).

Luego de efectuados estos deslindes con el individualismo burgués –o sea con el Liberalismo– y con el socialismo «depresor» –es decir con el marxismo– Prada pasa a caracterizar positivamente el anarquismo. Este pretende, como dijimos, la libertad ilimitada del ser humano –vale decir que el individuo no esté sometido ni al Estado, ni a la Iglesia, ni a la Humanidad, ni al pueblo– y quiere su mayor bienestar posible, esto es, la felicidad individual. En efecto, el ser humano tiene un derecho a ella, que no está grabado ni en las biblias, ni en los códigos, pero sí en el corazón de los hombres (3, 242).

La instancia decisiva en el anarquismo es el individuo, que niega leyes, religiones y nacionalidades (3, 228). Hasta ahora el individuo no se ha hecho dueño absoluto de su persona por el exceso de gobiernos, leyes y religiones (3, 244), pero es preciso que llegue a apropiarse de su yo –sostiene Prada haciéndose eco de Max Stirner–, pues no somos de hombre ni de colectividad alguna sino sólo de nosotros mismos (3, 349). Y yendo más allá, señala que podemos vivir egoístamente idolatrándonos y haciendo de nuestro yo el centro del Universo, o altruístamente sacrificándonos por los seres que amamos y a quienes nos damos por voluntad propia. El anarquismo opta por la segunda posibilidad: por el auxilio mutuo, y en este sentido ensancha la idea cristiana y el darwinismo bien entendido –en lo que hay un eco ahora del último Kropotkin– (3, 228-229). Pero dando otro paso más allá de Kropotkin y aproximándose otra vez a Proudhon, sostiene Prada que la protección recíproca no constituye una ley universal o cósmica, sino un acto de justicia exclusivo del hombre, o mejor dicho, de algunos hombres (3, 350): de los anarquistas.

Por lo que se acaba de decir, el anarquismo no ve en la evolución y revo-lución dos cosas diametralmente opuestas, sino más bien una línea trazada en la misma dirección y que a veces es recta y otras curva. De hecho, desde la Reforma, el mundo civilizado vive en un estado de revolución latente: de la filosofía contra el dogma, del individuo contra el Estado, del obrero contra el capital, de la mujer contra la tiranía del hombre, de uno y otro sexo contra la esclavitud del amor y la cárcel del matrimonio (3, 304-5). En los países atrasados como en los sudamericanos la revolución anarquista se presenta con un triple carácter: religiosa, política y social (3, 240). De ella, la más importante es –en la perspectiva del anarquismo gonzalezpradiano bajo la influencia a este respecto de Proudhon– la tercera, como ya dijimos.

El absurdo y trágico dualismo entre el hombre teórico y el práctico, da lugar al antagonismo entre el intelectual y el obrero, pero ambos en lugar de marchar separados y considerarse enemigos deberían caminar insepa-rablemente unidos, pues ambos son trabajadores: intelectual el uno y manual el otro (3, 51 ss., 236; 1, 357). No obstante, esta separación obliga a una división de la labor revolucionaria: el intelectual encuentra las ideas que luego realiza el obrero, por lo que la revolución en las ideas debe preceder a la revolución en los hechos (3, 236). Que esto sea así, no significa que el intelectual deba erigirse en tutor o lazarillo del obrero (3, 53), que se imagine que el mundo debe marchar por donde quiera y hasta donde ordene (3, 54). De hecho, si las revoluciones vienen de arriba provocadas por las ideas que descubren los intelectuales, se operan desde abajo por los oprimidos quienes luego de recibir un empujón inicial siguen su propio curso marchando más allá de donde pensaron y quisieron sus impulsores. «De ahí un fenómeno muy general en la Historia: los hombres que al iniciarse una revolución parecen audaces y avanzados, pecan de tímidos y retrógrados en el fragor de la lucha o en las horas del triunfo» (3, 54-55). Es que los intelectuales son pronto desbordados por las masas. Luego, al ponerse en acción la Humanidad comienza por degollar a sus conductores.

Premonitoriamente, en relación a lo que habría de acontecer en la Revolución Rusa, escribía Prada en 1905:

Toda revolución arribada tiende a convertirse en gobierno de fuerza, todo revolucionario triunfante degenera en conservador. ¿Qué idea no se degrada en la aplicación? ¿Qué reformador no se desprestigia en el poder? Los hombres (señaladamente los políticos) no dan lo que prometen, ni la realidad de las luchas corresponde a la ilusión de los desheredados. El descrédito de una revolución empieza el mismo día de su triunfo; y los deshonradores son sus propios caudillos (3, 55).

Prada estaba de acuerdo con Spencer en que, «a la gran superstición política de ayer: el derecho divino de los reyes, ha sucedido la gran superstición política de hoy: el derecho divino de los parlamentos» (3, 244); pero sostenía que ya en su época el parlamentarismo había entrado en descrédito.

Como ya dijimos, don Manuel creía con Karl Liebknecht que el mundo de hoy sólo conoce dos patrias: la de los explotadores y la de los explotados. Y sin embargo, quienes detentan el poder y temen alguna convulsión política o social, suscitan discordias internacionales e invocan el amor a la patria, entendido ahora como el amor al terruño o a sus tradiciones. Otro pretexto del que se valen para alejar los reclamos de los oprimidos es el respeto al orden público.

Pero los glorificadores de las fuerzas militares y policiales, no merecen que se les crea, y hay que desterrar la guerra como un acto de barbarie prehistórica y las medidas de represión policiales contra los trabajadores (3, 261-65 y 257-260). Y a fin de que éstos puedan hacer valer sus derechos, sus huelgas deben ser en opinión de González Prada generales y armadas (3, 291).

Prada denuncia que la sociedad capitalista –tanto en lo que respecta al orden público como al social– es un hecho basado en la fuerza, por lo que encontraba que se le podía oponer otro hecho, su derrumbamiento, también por la fuerza. En dicha sociedad hay una agresión latente de los poseedores contra los desposeídos, y como la Humanidad raramente sacrifica el interés a la convicción, el uso de la fuerza está justificado. Este razonamiento sirve de excusa a la acción individual: el hecho violento contra los tiranos, los monopolios o los negociantes inescrupulosos, está perfectamente legitimado. Pero así y todo, hay que distinguir entre la acción individual contra quienes personifican la autoridad y la que no va contra ellos. «Mas apruébese o repruébese el acto violento, no se dejará de reconocer generosidad y heroísmo en los propagandistas por el hecho, en los vengadores que ofrendan su vida para castigar ultrajes no sufridos por ellos» (3, 319). De aquí que «Los Angiolillo, los Bresci, los matadores del gran duque Sergio y los ejecutores del rey Manuel nos merecen más simpatía que Ravachol, Emil Henry y Morral» (3, 317) 2.
Por lo demás, al tomar Prada conocimiento de las acciones de los anarquistas y republicanos españoles, revisó su punto de vista sobre España, indicando que en realidad hay dos Españas: la vieja y la nueva (4, 409).

Con Proudhon, sostiene González Prada que la cualidad más luminosa de una sociedad anarquista es la justicia, que consiste en dar a cada hombre lo que legítimamente le corresponde. Y escribe: mañana, cuando olas de proletarios se lancen a combatir contra los muros de la vieja sociedad, los opresores dirán: «¡Es la inundación de los bárbaros!. Mas una voz, formada por el estruendo de innumerables voces, responderá: No somos la inundación de la barbarie, somos el diluvio de la justicia» (2, 58-59).

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* Profesor Principal de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la UNMSM y de la Universidad de Lima. Miembro fundador del IIPPLA. Sus investigaciones sobre la filosofía peruana y latinoamericana han sido publicadas en las últimas décadas en el Perú, Alemania, México, Venezuela, España, USA y Colombia. Recientemente, el Fondo Editorial del Banco Central de Reserva publicó sus estudios sobre la filosofía en América Latina (1999).

1. Emplearemos la edición reciente de Obras, publicadas por Luis Alberto Sánchez en tres tomos y siete volúmenes (Lima: COPE, 1985-87). Como no encontramos mayor razón para la división en tomos, simplemente nos referiremos primero al volumen y luego citaremos la página.

2. Repárese que la defensa que hace González Prada de la acción individual es bastante más compleja de como la presenta Oviedo, «Manuel González Prada. Un apocalíptico de fin de siglo», en: Debate. Lima, Vol. XIX, N° 95, jul.-ago. de 1997: 45-47.

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Centenario de la publicación de “Horas de lucha”

“Sí, miseria que sera incurable y eterna si la mayoría sana y expoliada
no realiza un heroico esfuerzo para extirpar a la minoría enferma y expoliadora”.

Parece escrito hoy día, pero como es de publico conocimiento el libro “Horas de lucha” fue publicado en 1908. Por tanto, estamos en el año del centenario de la publicación de tan magna obra. Como sabemos este libro contiene conferencias y artículos de Manuel González Prada. EI libro tiene 2 partes: La primera parte contiene las conferencias “Los Partidos y la Unión Nacional”, “Librepensamiento de acción”, “EI intelectual y el obrero”, Las esclavas de la Iglesia”, “Italia y el Papado”. En la segunda parte están sus escritos:
“Nuestros periodistas” , “Nuestros conservadores” , “Nuestros liberales”, “Nuestros Magistrados”, “Nuestros Legisladores”, “Nuestra Aristocracia”, “Nuestros beduinos”, “Nuestros tigres”, “Nuestros ventrales”, “Nuestros inmigrantes”, “Nuestros Aficionados”, “Nuestras glorificaciones”, “Nuestros licenciados vidriera”, “Nuestros indios” y “política y guerra”. Esta obra pese al tiempo transcurrido se encuentra plenamente vigente y sirve de base para analizar nuestra situación actual.
En esta obra critica y regeneradora su autor Manuel González Prada, en brillante : prosa, describe y explica cada una de las instituciones existentes en la sociedad peruana. Esta magna obra ha sido el primer escrito que trata sistemáticamente sobre el Perú. Recién en 1909 se publica “EI Perú contemporáneo” de Francisco García Calderón, el tan bien marketeado Victor Raúl Haya de la Torre publicó “Por la emancipación de América Latina” en 1927 y en 1928 aparece por el sello de la Editorial Amauta los “7 ensayos de interpretación de la realidad peruana” de José Carlos Mariátegui. EI devoto Victor Andrés Belaunde publicó en 1930 su libro “La realidad nacional” como intento de refutación católica a los “7 ensayos”. Decimos intento porque ambos libros son dogmáticos: el primero dogmático marxista y el
segundo dogmático católico. “Osana en el cielo, osana en el Kremlin”. Como puede observarse de los autores mencionados, todos ellos no sólo eran ideólogos sino también politícos. Politícos mucho mas preparados, a pesar de las dificultades propias de su época, que los políticos peruanos de la actualidad. Y eso que estos últimos se jactan de vivir la era del conocimiento y la sociedad del conocimiento. Estos ideólogos en algunos casos eran netamente burgueses, escribían como burgueses y publicaban para ser leídos y sobre todo elogiados por los burgueses. AsíI tenemos a García Calderón y Victor Andrés Belaúnde. En otros casos, como VRHT y JCM su meta era forjar partidos políticos de masas y lIegar al poder. Sea conciente o inconscientemente todos elIos, sirvieron a los intereses de los terratenientes y capitalistas en el Perú.

Muchos son los que piensan que J.C.M. en su primer libro publicado, polemiza con la generación del 900 y sobre todo con García Calderón. No es así. Para aquel entonces, el libro de García Calderón solo se encontraba publicado en francés. En cambio “Horas de lucha” si se encontraba publicada íntegramente en castellano. Además, por la elección del idioma del libro de Manuel González Prada estaba al alcance tanto de los intelectuales como de los obreros. Recordemos que tanto los jóvenes intelectuales formados en los claustros universitarios como los obreros se referían a Manuel González Prada como Maestro. Precisamente en el Congreso de estudiantes universitarios del Perú celebrado en Cuzco es que se dio la directiva de formar las Universidades Populares y que lIevaran el nombre de su reconocido maestro Manuel González Prada. Ese es el origen histórico de las Universidades Populares González Prada, hoy convertida por obra y desgracia de los adoradores de Alan García en algo así como un cenecape que incluye clases de peluquería y de oratoria barata. Algunos piensan que J.CM. no fue marxista. Están sumamente equivocados. Si lo era no sólo para declararse como tal, sino también par sus planteamientos programáticos y su construcci6n partidaria. Marx utilizaba sus diatribas calumniosas contra los libertarios Proudhon y Bakunin. Así, también, se comporto JCM al escribir sabre Manuel González Prada. “González Prada no es valida porque escribía como literato pero desconocía la economía, no tenia taIlas de estadista, entre Marx -y Bakunin prefirió a Bakunin” escribió Mariátegui en su ensayo sabre Literatura peruana. ¿Y qué? …

EI “científico autodidacto” J.C.M no se dio el trabajo de criticar punta par punta a M.G.P. Prefirió el camino del subjetivismo. Con sus mismos erráticos parámetros se puede plantear la obsolencla del pensamiento de J.C.M.

J.C.M. escrlbió muy poco sobre economía. No encontramos en sus escritos un cuestionamiento a la mano invisible de Adam Smith, a la competencia perfecta, a los postulados keynesianos. Los temas de la teoría del valor, del plusvalor y de la esclavitud del trabajo asalariado son poca cosa para el.
J.C.M. prefirió a Marx que a Bakunln. Que Ie vamos a hacer. EI “mundo nuevo” que entusiasmo a J.C.M. desapareció sin penas ni glorias. Ese “mundo nuevo” que debió basarse en la dictadura revolucionaria del proletariado degenero en la dictadura sabre y contra el proletariado ejercida por el partido comunista (bolchevique). La experiencia bolchevique demostró una vez mas que el poder no debe ser conquistado
sino abolido par la sencilla razón que “el poder corrompe” como bien expresaran muchos libertarios entre ellos Bakunin, Eliseo Reclus y el mismo Manuel González Prada. Sin la alharaca de seguir el monocorde Iibreto del materialismo histórico -a veces mas hlstérlco que histórlco- Manuel González Prada acertó en la cabal explicación de la raíz del malestar de nuestros indios por ello la solución a la cuestión indígena se mantiene vigente hasta la actualidad. M.G.P.- támbien fue el primer teórlco del frente únlco como se deduce de su escrito sobre “El Intelectual y el obrero”. Pese a quien Ie pese. Pese a todo lo dicho y escrito por J.C.M. contra su otrora maestro Manuel González Prada, podemos constatar que gracias a las permanentes iniquidades de nuestros burgueses y de nuestros “Inefables” pastores del proletariado la múltiple y compleja problemática en que sobrevivimos en la sociedad peruana aun no tienen solución porque aun loa nuevos dueños del Perú están con sus viejos dogmas de gobernabilidad, del mercado libre como mejor asignador de recursos y del chorreo. Debemos ser conscientes que mientras siga
imperando el orden de los autoritarios seguirá mermado no sólo la libertad sino la debida atención a nuestros derechos humanos mas básicos y elementales Así las cosas, orden e injusticia o libertad, justicia y bienestar para todos y todas. Cada uno tendrá que optar sin coacción y actuar coherentemente.

Manuel G. Humala Urrutia

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ACTIVIDADES POR EL PRIMERO DE MAYO 2010

La jornada comenzó reuniéndonos en la Federación de Obreros Panaderos del Perú, tras lo cual partimos con di rección a l Cementerio Presbítero Maestro donde colocamos arreglos florales frente a las tumbas de nuestros ejemplares camaradas anarquistas Delfín Lévano y Manuel González Prada. Allí mismo miembros de la FOPEP (Federación de Obreros Panaderos Estrella del Perú) y algunos del colectivo HUMANIDAD hicieron uso de la palabra para expresar su gratitud a la memoria de todos los mártires y luchadores de la causa social.

Hizo luego uso de la palabra el compañero Joaquín, colaborador de HUMANIDAD (quien aclaró que los y las anarquistas estábamos contra el trabajo asalariado, contra el uso discriminador y destructor de las tecnologías y por una vida libre y en armonía con la naturaleza), al que siguió el compañero Llosa, quien procedió a comentarnos las posibilidades, experiencias y limitaciones del cooperativismo, tal cual se conociera en todo el mundo y ,especialmente, en las haciendas azucareras del norte durante los años setenta, dejando en claro que sin incremento de la producción cualquier experiencia cooperativa que quiera ejecutarse en ausencia del Estado y de los patrones acabará devorándose a sí misma: no es posible redistribuir pobreza y TODOS deben aportar al bienestar común y «son los trabajadores los portadores del cambio, pues los burgueses no tienen remedio». Hay que reconocer que, en un momento de la reunión, se vivió un ambiente tenso debido a la forma cómo el ponente increpó a los compañeros que habían enarbolado una pancarta diciendo “a los enemigos no se les sustituye, se les suprime”, lo cual no debió enturbiar el ambiente porque se trata casi de una metáfora y no de un llamado al crimen contra los burgueses. Con ello acabaron estas jornadas, de asistencia moderada, pero cargadas de grandes expectativas y enérgicas voluntades.

Abracadabra.

extraido de: periodico libertario Humanidad N°13 Mayo 2010 Lima – Peru, pag,2

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Memoria Historica: Obreros y anarquistas en el Perù

Marco. A

Dos cosas me traen a escribir estas líneas sobre el proletariado peruano, antes y des-pués de 1919 con la conquista de las 8 horas de trabajo. La primera es una urgencia académica y la segun-da, para no aburrirme, una necesi-dad política.

Me refiero a la academia porque, estoy seguro de que pocos saben lo que paso el 15 de enero de 1919, lo que paso realmente, porque esos pocos si saben algo, lo heredaron, como si fuera un mito, del aprismo o del socialismo tradicional, impe-rante en nuestros días.

Y es que “el capitalismo y el socialismo domesticado no quieren hablar hoy de las luchas obreras que incluso han sido saca-das de los textos de historia por los ejem-plos de combatividad, heroísmo y solida-ridad”(1). Por esto y porque no existe texto alguno, salvo el que se publico el año pasado por Cesar Lévano(2) donde se le da la debida importancia y la nece-sidad de estudiar hoy en día la teoría revolucionaria del anarco-sindicalismo, desde sus formas primeras hasta el comu-nismo libertario frente a la globalización. Así mismo se exige una memoria históri-ca que responde a una necesidad política, la de acrecentar los esfuerzos revolucio-narios a la conquista del socialismo liber-tario.

EL ANARCO-SINDICALISMO PE-RUANO

Tres son los libros(3) que a pesar de sus esfuerzos ideológicos, no han podido explicar, ni describir siquiera lo que fue capaz de construir el anarco-sindicalismo peruano, porque sépase que antes de caos o terrorismo, los obreros de comienzos del siglo XX se organizaron disciplina-riamente, crearon bibliotecas, teatros, grupos musicales, periódicos, estrategias y tácticas sindicales, pero su importancia radica en haber superado al sindicato patronal (mutualismo de estado), contra-diciéndolo y destruyéndolo, garantizán-dole al proletariado peruano (que empe-zaba a brotar) la victoria sindical, y no conformándose en ello trazar el sendero luminoso a la revolución que antes había pronunciado González Prada. No como dice Sulmont o Piedad Pareja, apoyada en una vieja tesis marxista, que el anar-quismo solo daba cabida en el artesana-do, en la pequeña burguesía, esto es fal-so, revisemos sino lo que comprobaron Lenin o Mao, cuando afirmaron en sus tesis que el campesinado (que poseen pequeña propiedad) era fuerzas principa-les que darían luz a la revolución rusa y china respectivamente. Bakunin ya había acertado “los campesinos –decía-, opri-midos y siempre en rebeldía constituyen un poderoso ejército en pro de la revolu-ción social; conducidos estos, por los proletarios de la ciudades, formaran una fuerza invencible.”(4) Esta tesis fue puesta en acción por Makhno cuando inicio la revolución de los campesinos de Ucrania, que fueron aniquilados por el ejército bolchevique.

Los anarco-sindicalistas formaron mu-chos gremios como la federación de obreros panaderos “Estrella del Perú”, en este grupo estuvieron Manuel Caracciolo Lévano y su hijo Delfín Lévano entre otros zapateros, artesanos, textiles indus-triales, etc, inician el movimiento sindi-cal y organizan por primera vez el 1º de mayo en 1905, en homenaje a los anar-quistas muertos en Chicago. En esa vela-da que tenía como ponentes a Manuel González Prada con su discurso “El inte-lectual y el obrero” y a Manuel Caraccio-lo Lévano con su discurso “Que son los gremios obreros en el Perú y que deber-ían ser”, es en estos actos donde se cons-tituyo el primer programa proletario de nuestra historia, aquí se llamaba a la or-ganización y a la lucha por la jornada de ocho horas y otros derechos.

Por otro lado los anarquistas crearon, lo que fue, el periódico obrero mas difundi-do en el medio popular, periódico odiado por los presidentes de la república, “La Protesta”, que junto a otras publicaciones como “Las Parias”, “El hambriento”, “El oprimido” que crearon un estilo propio de escritura de palabras y verbos busca-dos, que agradaban mucho al proletaria-do, en sus páginas se reivindicaban las acciones laborales, denunciaban el problema de la mujer, se manifes-taba la miseria de los indígenas pe-ruanos. La parte cultural no fue olvi-dada, los obreros asistían a los tea-tros, interpretados también por obre-ros. Mariátegui habría intentado se-guir el estilo periodístico y cultural en “Labor” y “Amauta”, pero se en-camino hacia la defensa del socialis-mo autoritario, del marxismo.

Desde 1905 hasta 1918, los anarco-sindicalistas, dice Sulmont, habrían crecido y al fin formaron la Federa-ción Obrera Local de Lima (FOLL) en reemplazo de la Federación Obre-ra Regional del Perú (FORP) de 1913 (que tuvo problemas por su consti-tución centralista). Es así que Los anarco-sindicalistas ya habían instaurado en su programa la conquista de las 8 horas, antes que nadie.

LA JORNADA DE LAS 8 HORAS

He aquí un recuento editado por el perió-dico anarco-comunista “Quipikay” publi-cado el año pasado sobre dicha jornada “El 8 de Enero de 1919 el Presidente Pardo suprime las garantías individuales y disuelven violentamente las manifesta-ciones y concentraciones obreras espe-cialmente en Vitarte, ordenando también la detención de los dirigentes sindicales demostrándose una vez más que el Esta-do solo representa a la clase capitalista y que no le interesaban las demandas obreras. Esta provocación estatal es respondida unitariamente por la clase trabajadora que el 13 de Enero decreta un Paro General siendo su Comité de Huelga Central presidido por el obrero textil Fausto Navarrete y conformado por Carlos Barba, Nicolás Gutarra, Ju-lio Portocarrero y César Fonkén, todos ellos obreros. El diario el Comercio in-formaba que todas las mociones eran aprobadas a las 4 de la mañana:

1º Proclamar el Paro General por 48 horas.

2º Siendo el Paro General una significa-ción moral, incluidos en ésta la libertad incondicional de los apresados en Casa-palca, como también de todos los compa-ñeros que por motivo del movimiento fueron reducidos a prisión;

3º La Asamblea protesta contra la fuerza brutal del militarismo por derramar san-gre de los trabajadores, en su necio afán de sostener el estado normal de cosas.

4º la Asamblea al proletariado nacional hace un llamado para la conquista de las 8 horas por la acción directa”

Comisiones obreras salieron ni bien cul-minó la Asamblea. La solidaridad con esta lucha no se hizo esperar en El Ca-llao, pese a que los Jornaleros ya goza-ban de las 8 horas por su lucha de 1913. Allí los delegados de los huelguistas, Julio Portocarrero y Julio Campos. Este último, según narra Portocarrero, “se acercó a José Avante, el presidente de los Jornaleros… Les habló. El Presiden-te se trajó una banquita que tenía ahí. Dio la voz para que pararan todos y no ingresara ningún trabajador al muelle. El muelle Dársena quedaba frente a la plaza Grau. En la reja de entrada habló a los compañeros: aquí hay una delega-ción que ha venido de Lima, a poner en conocimiento que se ha decretado el Paro General. Así es que ya saben Uste-des lo que hay que hacer. !Vamos al Pa-ro General! ” Nada más. Yo no tuve que pronunciar una palabra más. Cada uno dejó de entrar al trabajo, y se fue.”

Pero el trabajo de solidaridad de los jornaleros no quedó allí. En el relato de Portocarrero hallamos una muestra de lo que es el poder obrero que sin pedir nada a cambio expresan solidaridad de clase: “Cada uno dejó de entrar al tra-bajo, y se fue. A dónde se fueron? Se fueron primero a hacer parar a los tran-viarios; luego a hacer parar a los del Molino Santa Rosa y Cogorno; se fueron a hacer parar a los del Vulcano; se fue-ron a hacer parar a los de la factoría El Águila y Guadalupe, y así a todos los centros de trabajo. Nosotros dimos una vuelta por ahí y dijimos, “vamos a Li-ma”. Cuando nosotros quisimos ir a Li-mas, ya no encontramos ningún tranvía, ya no había tranvía. Todo estaba parali-zado. La gente emprendía la marcha hacia Lima a pie. Nosotros también nos vinimos así.”

Lima y Callao, incluyendo sus Balnea-rios, entonces, estaban paralizados total-mente el dia 13 de Enero. Las clases dominantes, los capitalistas, el gobierno, su gendarmería, todos estaban a la ex-pectativa luego de ese día y temerosos tuvieron que ceder a la exigencia obrera. Así el 15 de Enero de 1919, el Ministro de Fomento Manuel Vinelli fue enviado por el Presidente José Pardo a leer en el local de la Federación de Estudiantes, donde hoy es el Museo de Arte en el Pa-seo Colón de Lima, El Decreto con el que se oficializó las 8 horas de Jornada laboral en el Perú. El Director de Fo-mento, Sr. Figueroa fue comisionado por el Gobierno para dar a conocer a los Huelguistas en el Local donde se concen-traban en el Parque Neptuno que estaba totalmente cercado por el Ejército.

El 15 de enero de 1919 se logró la con-quista de 8 horas laborales después de años de espera y luchas constantes, el pueblo salió a las calles de Lima feste-jando su victoria.

Asi se convertirian en los primeros en conquistar en América la jornada de ocho horas. (Franz García – Grupo Quispikay Llaqta, 2007)”

Sobre esta historia escribieron Cesar Lévano (5) y José Barba Caballero, un marxista y un aprista, su discusión-debate se prolonga aun a estos días. Lo cierto es que el aprismo no pudo enfren-tar al socialismo de Mariategui, encarna-do en Lévano, ni en lo teórico ni en lo práctico, por ello este señor Barba Caba-llero que en su libro Historia del movi-miento obrero” confronta al anarquismo teórico con el marxismo occidental que para su publicación en 1981 ya había avanzado bastante, pero lo recalcitrante de este asunto es que el aprismo, dice Barba, tiene como una de sus bases prin-cipales al anarquismo, eso es absurdo, sino preguntémosle al señor Alan García Pérez, que manda a arrestar hasta a los “bolivarianos” (reformistas) que iba pues a soportar a un anarquista. Cesar Lévano escribe “La verdadera historia de la jor-nada de las 8 horas” en ella su espíritu marxista pone todo el peso sobre Haya de la Torre, acusándolo de oportunista, de haberse vanagloriado de la jornada de las 8 horas cuando no fue así, cosa que no discrepamos con Lévano, sin embargo esta visceral confrontación tacho, discri-mino y mutilo de la historia el logro con-junto de obreros anarco-sindicalistas. Es cierto, muchos de los anarquistas pasaron a las filas del partido socialista (de Ma-riátegui) e incluso al aprismo, pero esta crisis tiene su explicación en los triunfos soviéticos, de aquella época de “dictadura del proletariado”, que dieron confianza y emularon a las masas obreras de Rusia, en el Perú el pago es grande, dicha emulación trajo consigo la banca-rrota del sindicalismo peruano, muerto Mariátegui la CGTP se fue a la decaden-cia como vemos hoy.

CONCLUSION

Las primeras líneas del libro de George Woodwock, el anarquimo, dicen: -“Todo aquel que rechaza la autoridad y lucha contra ella es anarquista”, dice Sebastián Faure. Esta definición es tentadora por su simplicidad. Pero la simplicidad es, pre-cisamente lo primero que debe evitarse al escribir una historia del anarquismo-. La afirmación es cierta, las tradiciones anar-quistas en el mundo y en el Perú han sido enormes, exitosas como la España de 1936, como las guerrillas revolucionarias de 1917 en Ucrania; pero no todas las luchas obreras como la FORA en Argen-tina, las guerrillas de Uruguay, la FORP en el Perú han sido exitosas, es que para el anarquismo las derrotas, las experien-cias son pequeñas evoluciones, que cons-tantemente están nutriendo al pueblo, generando principios de lucha en dialéc-tica, hasta llegar a consolidar una teoría científica, revolucionaria y de clase. Chomsky mencionaba, haciendo referen-cia a un historiador conocido, el anar-quismo es como el papel lo aguanta todo.

NOTAS:

(1)Mauricio Quiroz Torres, profesor coordinador del movimiento magisterial “Germán Caro Ríos”

(2)“La Utopía Libertaria, Manuel y Delfín Lévano”, Editorial congreso del Perú-2006.

(3) PAREJA PFLÜCKER, Piedad (1978) Anarquismo y sindicalismo en el Perú (1904-1929), pról. de César Lévano, Lima, Rickchay Perú, 120 p.

SULMONT SAMAIN, Denis (1980) El movimiento obrero peruano: 1890-1980, reseña histórica Editorial Tarea. 238p.

BARBA CABALLERO, José (1981) His-toria del movimiento obrero peruano, Lima, Signo, 298 p.

(4)BAKUNIN, Mijail “Escritos políticos-filosóficos.”

(5)LEVANO, Cesar “La verdadera histo-ria de la lucha por las ocho horas en el Perú”

sacado de: Utopias y Hechos, edicion insurgente n°61, pag 4-5, mayo 2008

Boletin Informativo del C.E.S »Manuel Gonzalez Prada»

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Recordando a un panadero: Al conejo Cornejo

Fueron 85 años los que vio pasar y en ese largo suspiro recorrió siempre una Lima arrogante y deslucida, aunque recordaba mejores momentos en sus Barrios Altos la decadencia progresiva de ésta, producto de la nube tóxica del ingenio humano que inunda la ciudad, contribuyó a mermar más su salud. El espacio indicado hoy tan tugurizado: con muchas casas en estado ruinoso, con calles oscuras y malolientes vaya que contrasta con los cercanos, resguardados, pulidos y alumbrados centros de poder de la capital. Pero claro plagados de parásitos representativos. Discontinuidad en lo más próximo: El “lado oscuro” detrás de las mayores mentes oscuras que nos procuran un buen gobierno.

La terquedad que mostró hasta el final de su vida por su independencia lo llevó a poner en grave riesgo su salud. Su hija le insistía para que viviera con ella. Pero, ¡No! y ¡No! fueron sus respuestas. Vivía y trabajaba en el local de la FOPEP: Era el conserje. Le acompañaba la gata pocha y una gata que bajaba continuamente para atormentarlo y deleitarlo. Sus dos últimos años los pasó en este local que no está hecho, por desgracia, para residir continuamente en él ya que no se puede soportar ahí adecuadamente ni las altas ni las bajas temperaturas. Además ya el conejo cargaba con un par de enfermedades. Pues, era previsible, para los que conocían esto, que en cualquier momento nuestro amigo terminaría en la asistencia médica. Y fue así. A regañadientes aceptó ser internado y, luego de unas semanas, falleció víctima de un conjunto de dolencias en los primeros días del último enero. La pocha ya con prole lo olvidó, eso creo, la otra gata desapareció. Mientras que los federados y yo lo echamos de menos. Sus grandes orejas ameritaban llamarlo el conejo y su gran recelo también. Actitud que hacía mí rápidamente se torno en confianza al conocerme más y al ver que aportábamos yo y los demás compañeros libertarios a la institución. Y ¿cómo? Pues desarrollando el proyecto de clasificando y digitalización del material documentario de la Federación. Entre estas tareas me comentó de su pasado laboral: de jovenzuelo aprendiz de zapatero hasta su arribó al gremio de los panaderos en los años 40, y sus ya 20 años de jubilado. Como también los pormenores de la organización y el pasado cercano de la institución. Estando en las labores del archivo constate que nuestro conejo procuró en la medida de sus posibilidades mantener en buen estado el archivo de la oficina de la presidencia. ¿Cómo así? Pues evitando que los bichos come celulosa terminen devorando el material. Además cuidando las cajas que se encontraban en los restantes espacios del local. Aunque muy empolvados pero no corroídos. Sin embargo, no pudo evitar que otros bichos, ahora intelectuales y/o autodidactas, cargaran con muchos materiales importantes para desaparecer con ellos. Bueno, quizás al final, terminen en una biblioteca pública o en una pestilente universidad privada donde fichan a todo extraño que desea examinar su biblioteca y le exigen un órgano para sacar una fotocopia. La obra de los obreros anarquista terminaría como una mercancía de una fábrica funcionarios de la legalidad. Pues, periódicos libertarios casi no hay y las únicas fuentes importantes que si quedan son las actas pero faltan muchas y de períodos importantes. Vaya que no tenemos memoria porque no somos una persona, tampoco hay un “somos”, ni la hemos perdido porque no “hemos” tenido la experiencia. Sin embargo lo que sí es seguro es que muchos ven a lo viejo o a lo pasado como basura no advirtiendo que también hay basura mientras más se avanza en el tiempo: Vargas Llosa y J. Bayly casos insuperables al respecto. Ya esto lo desarrollaré en otro momento. Lo que sí cabe ahora es hacer lo que no hice directamente, pues no creía que nuestro conejo se reintegraría prontamente a la tierra. ¡A su memoria! ¡Gracias conejo! Perdonados quedan su catolicismo y su aprismo, su cordialidad hizo que pasaran inadvertidos; usted, por su parte, perdóneme mi anarquismo.

Q. E. P. D. Don Rodolfo. / LAR

extraido de: periodico libertario Humanidad N°8 Mayo 2009, pag 2, Lima – Perù

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ANIVERSARIO 123 DE LA FEDERACIÓN DE OBREROS PANADEROS “ESTRELLA DEL PERÚ (FOPEP)

Desde estas páginas libertarias enviamos un caluroso saludo a la Federación de Obreros Panaderos “Estrella del Perú (FOPEP), que acaba de cumplir 123 años de existencia el pasado 10 de abril. Con tal motivo, se realizó una reunión conmemorativa en el local de la FOPEP y que contó con la presencia de la mesa directiva de la federación, los representantes de los gremios de trabajadores panificadores y los panaderos afiliados.

Esta fecha sirvió para rememorar la historia que acompaña a la federación desde que en 1887 se convertiría en una de las primeras organizaciones de trabajadores creadas en el país, agrupando en torno suyo a diversos sectores de trabajadores del pan, así como, décadas después, por la influencia y el trabajo constante del anarcosindicalismo, impulsando la conquista de la jornada de ocho horas en 1919. Esta reunión estuvo precedida por el Sr. Tello, presidente de la FOPEP, quien recordó la influencia que tuvo en la historia de la federación la figura de Manuel González Prada en su fortalecimiento y consolidación durante las primeras décadas del siglo XIX, así como el estímulo de lucha que infundió a una generación de obreros como Manuel y Delfín Lévano, influyentes obreros – intelectuales anarcosindicalistas del joven movimiento obrero. Por su parte el Sr. Falen, dirigente de otro gremio de panificadores, llamó a recordar el pasado de lucha y organización llevado adelante por el anarcosindicalismo y a estimular a las nuevas generaciones para promover la organización de los trabajadores. Realizó a su vez un análisis de la situación actual en la que se encuentra la FOPEP, señalando los períodos críticos por los que ha atravesado (como el pasado conflicto judicial con un inquilino estafador, recientemente resuelto a favor de la federación gracias al trabajo paciente de la actual Junta Directiva), y los problemas a los que, como todo sindicato, se ha visto enfrentado. Finalmente, señaló la voluntad y la necesidad de revitalizar la FOPEP y comenzar un arduo trabajo para incorporar y estimularla participación de las nuevas generaciones de panaderos en sus filas, a través de nuevas estrategias que ahora se podrán concretar por haber superado exitosamente el conflicto judicial. Manifestamos nuestros mejores deseos a su futura labor sindical y nuestra más sincera disposición para apoyarlos en la revitalización y fortalecimiento de la FOPEP, con el objetivo de poder llegar a la necesaria autoorganización y autonomía de los trabajadores. Como parte del conmemoración de los 123 años de la FOPEP, el primero de mayo último la Federación de Obreros Panaderos “Estrella del Perú (FOPEP) organizó una romería en las tumbas del pensador anarquista Manuel González Prada, así como la del obrero-intelectual anarcosindicalista Delfín Lévano, fundador de la FOPEP. Asistieron panaderos federados, así como miembros del comité editorial de Humanidad. Se evocó la semblanza de ambos intelectuales y luchadores sociales, así como la influencia decisiva y el gran aporte que realizaron para la construcción y fortalecimiento del naciente movimiento obrero. En honor a su memoria se dejaron en sus tumbas hermosos y simbólicos arreglos florales, como un pequeño tributo a sus vidas de combate.

Extraido de: periodico libertario Humanidad N°13 Mayo 2010 Lima – Peru, pag,2

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