Manuel González Prada (1844-1918) y el Perú actual

Floreal Castilla | INICIATIVA COMUNISTA LIBERTARIA | 25-4-2007
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Los tiempos de Manuel González Prada datan un siglo del presente pero su mensaje, sin embargo, es tan actual como siempre. Porque de su savia saldrían las dos corrientes de la izquierda peruana: el APRA y el comunismo de Mariátegui. Y, también de ella, surgiría, años más tarde, el Partido Nacionalista peruano que lanzó la candidatura de Ollanta Humala.

No sé si alguien ha observado que el Presidente del Perú, Alan García Pérez, no asistió a la cumbre de Margarita en la cual se creó la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). A decir verdad, Alan García es partidario del TLC con los Estados Unidos porque la clase dominante del Perú desde los tiempos del Virreinato siempre ha mirado hacia las metrópolis imperiales. Está en la sangre de las élites peruanas y contra esto se alzó Manuel González Prada a finales del siglo decimonónico y principios del XX.

Militaron en el anarquismo peruano Víctor Raúl Haya de La Torre y Mariátegui. El primero se llevaría a los obreros anarquistas al APRA mientras que el segundo sería el gran diseñador del comunismo marxista indiano. González Prada arremetió contra la hispanidad –su punzante crítica al monarquismo español es de las mejores- que era la atmósfera que respiraba la élite limeña frente a los cholos y a los indios. Luis Alberto Sánchez, el gran cronista del Perú del siglo XX, lo recuerda. El Perú blanco conspiró contra Simón Bolívar y contra los colombianos que alcanzaron en Ayacucho la liberación definitiva de las naciones americanas del yugo español. La primera independencia peruana puso al Virrey de Presidente y, luego de Ayacucho, buscó nuevamente el Perú independiente ser anexado por España. La élite blanca peruana temía más a los indios y a los cholos que a los peninsulares. La Guerra del Pacífico, entre Chile, Perú y Bolivia demostró que la élite del antiguo virreinato despreciaba al pueblo del cual era la dirigente. Contra todo eso insurgió González Prada y, tras un viaje a España, entendió que la ideología anarquista podría ser útil para movilizar a la masa en aras de un proyecto de genuina liberación nacional y de constitución de la unidad republicana.

Sus ideas y propósitos germinaron como los de pocos. El anarcosindicalismo peruano de 1900, devoto del gonzálezpradismo, entablaría una alianza con la población india y se suscitarían memorables combates contra la clase dominante pero se echaba de menos el proyecto antiimperialista. Esto lo dotó el APRA. Una de las primeras cláusulas del APRA fue la brega contra el imperialismo yanqui, y apristas hubo en México, en Cuba –Fidel recuerda contactos suyos con apristas cubanos- y en otras latitudes del continente. La gran inauguración sangrienta del aprismo peruano –que después sería Partido Aprista Peruano-, en Trujillo, en la década de los veintes del siglo XX, fue con carne que en el asador pusieron indios, cholos y anarcosindicalistas.

Amamantado en las ubres del anarcosindicalismo el aprismo peruano sería reivindicado por Alan García en su primer período de gobierno (1985-1990). En efecto, se negó a pagar la deuda externa, aportando a los acreedores solamente el 10% del total de las exportaciones peruanas: una medida antiimperialista de enjundia para su momento. Pero la Banca mundial le hizo un cerco económico brutal y desató una hiperinflación sin precedentes y el aprismo –sin ningún apoyo solidario en el resto del continente- tuvo que arriar sus banderas históricas. En sus discursos de entonces, Alan García era mucho más irreverente de lo que hoy puede ser Hugo Chávez, con el añadido de que, estando dentro de la Internacional Socialista, no se cansaba de insistir en los orígenes socialistas libertarios de Víctor Raúl Haya de La Torre y del APRA. La  perseverancia iconoclasta antiimperialista de Alan García llegó al extremo de declarar que si “los gringos nos mandan deuda para acá, nosotros les mandaremos cocaína para allá” lo que lo terminó de sepultar en la gran prensa burguesa del universo todo.

Durante el gobierno del APRA (era el primero, luego de haber estado informalmente proscrito por el Ejército y las clases altas herederas del virreinato) Luis Alberto Sánchez, gonzálezpradista y cofundador del aprismo, (y al lado de Germán Arciniegas uno de los grandes escritores americanos de la estirpe de la “raza cósmica” de Vasconcelos y Gaitán), fungió de Vicepresidente peruano. La corrupción de los apristas fue de pronóstico reservado.

Tras la debacle aprista vino el fujimorazo y, luego, Toledo –un cholo lambeta- y, ahora, Alan García de nuevo, pero arriando todas las banderas no sólo del aprismo sino las que él mismo izara en su primer gobierno; desdiciéndose de todo, y presentándose como un anti-Chávez que Haya de La Torre y González Prada despreciarían.

Así como la desgracia de Argentina han sido los militares y Menem, así la del Perú han sido Fujimori y Alan García. Y, la de Venezuela, los adecos, los de antes y los que, por idiosincrasia patriota o por oportunismo de corrupto, se disfrazan hoy de chavistas.-

Floreal Castilla.-

Tucacas, 24 de Abril de 2007.-

Referencias:

-Manuel González Prada: “Páginas Libres / Horas de lucha”, Caracas, 1976.-

-Luis Alberto Sánchez: “La vida del siglo”, Caracas, 1988.-

-Ezequiel Martínez Estrada: “Diferencias y semejanzas entre los países de la América Latina”, Caracas, 1990.

-Waldo Frank: “Nacimiento de un mundo. Bolívar dentro del marco de sus propios pueblos”, Madrid, 1959.-

-Norberto Fuentes: “La autobiografía de Fidel Castro. I. El paraíso de los otros”, Barcelona [Cataluña], 2004.-

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