(El presento texto es un resumen de la tesis de grado del Historiador Sergio Cáceres y fue presentado en la sesión especial del seminario militante dedicada al tema. Agradecemos a Sergio por su colaboración, advirtiendo que por razones de espacio no fue posible añadir la bibliografía. Cualquier inquietud comunicarse al correo gioser9891@hotmail.com )
Por Sergio Cáceres
Para centrar una discusión sobre anarcosindicalismo en Colombia es obligatorio remitirse a las primeras décadas del siglo 20 y si se quiere hacer una radiografía de la médula de esta experiencia en el país, la costa atlántica y el alto Magdalena son las regiones en que mayor proliferación tuvo este proyecto. Así, esta síntesis de una investigación histórica, abordará la Liga de Inquilinos de Barranquilla como resultado de una conjunción entre una herencia liberal-republicana y una influencia anarcosindicalista. Así mismo desarrollaré la trayectoria política del anarcosindicalista peruano Nicolás Gutarra, vocero de la mencionada Liga y principal agitador (¿líder?) dentro de los discursos y reivindicaciones de este movimiento cívico, uno de los primeros de su tipo en Colombia.
Contextos
Para encauzar el argumento de la Liga y la relevancia de Gutarra dentro de esta, primero contextualizaré brevemente el clima de época que se vivía en la década de los 20. En primer lugar Barranquilla, como principal puerto exportador, tuvo en las tres primeras décadas del siglo 20 un desarrollo inusitado en comparación con otras ciudades de la costa e incluso con ciudades del interior. Y a la par del desarrollo que el puerto le concedió a la ciudad, se convertía ésta en la ciudad con mayor población de Colombia. Uno de los efectos inmediatos de este crecimiento fue el proceso de urbanización acelerado que llevó a los migrantes en su mayoría de los sectores populares a asentarse en inquilinatos improvisados, insalubres y con precios elevados de arrendamiento. Al cabo de pocos años Barranquilla ya contaba con tugurios propiamente dichos y una población hacinada en condiciones deplorables. Pero en contraste con ese ambiente de aislamiento y pobreza el ambiente de puerto trae otras implicaciones. Así el flujo de mercancías se mezclaba con el de personas y éstas a su vez importaban corrientes de pensamiento que como el anarco-sindicalismo llegó a Colombia desde otras costas.
En el contexto nacional se puede hablar a grandes rasgos de un periodo de transición al capitalismo o de modernización, en la conocida “danza de los millones” donde se quería abrazar la modernidad mediante la inyección de capital, principalmente, para obras públicas. En el ámbito demográfico, Colombia empezaba a presenciar significativas migraciones campo-ciudad y a robustecer la clase trabajadora. En cuanto a la esfera política, Pedro Nel Ospina, el presidente de turno de la hegemonía conservadora, recibía a la Misión Kemmerer y creaba el Banco de la República, el responsable en adelante de administrar entre otras, las bonanzas cafeteras como la que acontecía en los primeros años de los 20. Por su parte, la Iglesia católica seguía su injerencia en la educación y politizaba a las poblaciones desde los púlpitos. En general, el panorama para la germinación de movimientos sociales no era menos favorable en países como Perú o Argentina, y sí fue la circulación de ideas y gentes foráneas la que oxigenó las luchas que ya se daban, aunque en menor medida y de manera dispersa, en algunas regiones del país.
En Latinoamerica cabe señalar, por ser casos destacados, la influencia anarcosindicalista en Argentina, Uruguay, Brasil, Perú y México. Lo importante de estos lugares, independientemente del mayor o menor número de inmigrantes, es que las ciudades en donde se desarrollaron las principales luchas sociales son puertos. Tenemos así a Buenos Aires, Montevideo, San Pablo, Lima y Veracruz. El clima portuario en la década de los 20 en América Latina no era una anomalía de Barranquilla y en cambio se presenta como sintomático de ciudades capitales o con puertos con tráfico importante. En un contexto más amplio la Revolución de Octubre, el final de la Gran Guerra y la influencia creciente de la Internacional Comunista abrían paso para considerar el bolchevismo una opción tangible aunque en Colombia el marxismo-leninismo calaría con fuerza en la segunda mitad de la década de los 20.
Al haber esbozado estos contextos, introduzco la Liga de Inquilinos como resultado de la organización de los inquilinos e inquilinas ante las adversas condiciones para una urbanización digna. Dentro del marco de ciudad-puerto que facilitaba, como en otras ciudades latinoamericanas, el flujo de ideas extranjeras y entre éstas de corte revolucionario como el anarcosindicalismo. Y además como una experiencia que ya cargaba una tradición republicana-liberal que le permitiría entrelazar con las nuevas ideologías, diálogos desde las formas de organización hasta los repertorios de movilización.
La Estrella Fugaz, La Liga de Inquilinos
A la Liga de Inquilinos se le toma como movimiento social fragmentado en el tiempo y de corta duración. Se tiene que la fundación de la Liga se da en 1920 con el único fin de bajar el costo de los arrendamientos en los inquilinatos pero su rastro documental es nulo por tres años y sólo hasta 1923 se vuelve a crear bajo el mismo nombre. Esto da cuenta de dos momentos diferentes en su historia: un primero en el que sólo se menciona la creación, y el segundo (que será el estudiado) al que se puede acceder por un archivo judicial contra su principal agitador y vocero Nicolás Gutarra.
Las peticiones de la Liga rodeaban exclusivamente, en principio, el orden de vivienda. Buscaban: rebajar el precio de los arrendamientos en los inquilinatos en un 50%, pedirle al Congreso que expidiera una ley que fijara el máximo interés que podía ganar el capital empleado en fincas urbanas, abolir los fiadores, anular los contratos escritos, suprimir los pagos de renta diarios o semanales y cambiarlos por pagos mensuales, fijar las tarifas de arrendamiento a través de la Liga de Inquilinos únicamente, higienizar las habitaciones, suspender los depósitos anticipados y reformar la ley 57 de 1905 o “ley del desahucio”. Como vemos sus querellas no desbordaban a otros ámbitos y sí enfatizaban de manera tajante, para la época, un cambio de relación entre los caseros y los inquilinos.
En cuanto a la organización de la Liga estaba constituida por un Comité Ejecutivo Central y subcomités, además de una implementación de horizontalidad como principio rector, en cuanto era la Asamblea General el órgano de toma de decisiones. Había un subcomité para cada barrio en que tenía presencia el movimiento (San Roque, San Nicolás, Rosario y Barrio del Cementerio) y adicionalmente un Comité Femenino y un Comité de Propaganda.
Esta Liga sentó un precedente en cuanto a la unión vecinal, y a pesar de su movilización popular, los resultados de sus demandas no fueron plenamente concedidos. El ajuste de un 50% menos en el precio de los alquileres sólo se concertó entre un 25 y 30%. Por otro lado, las peticiones encaminadas a la fijación de tarifas a través de la Liga o la ley para regular el interés que podían ganar los dueños de las fincas por concepto de arrendamiento probablemente no fueron acatadas debido a la intransigencia de la Liga en la negociación. En cuanto a la ley 57 de 1905, la Liga no logró una reforma ya que los desahucios continuaron y ésta se ratificó, salvo tímidos cambios, mediante el decreto 992 de 1930. No obstante, durante el accionar de la Liga, las construcciones de nuevos inquilinatos en los barrios de influencia fueron detenidos debido a la presión social.
Nicolás Gutarra el ¿líder? de la Liga
Para continuar desde las reivindicaciones de la Liga e insertar a Nicolás Gutarra hay que conocer el bagaje político de este peruano. La reconstrucción de su vida no deja de ser un rompecabezas, aunque sí se pueden extraer lapsos de ésta.
Nace en 1893 en Lima, Perú. Sobre su familia, infancia o estudios es poco o nada lo que se sabe. La primera referencia con que llego a él es su filiación al “Grupo la Protesta” de claro tono anarquista. Entonces, aunque no se sabe cuándo exactamente hace su aparición en las luchas obreras y populares, si se planteara arbitrariamente 1915 como fecha de partida, se tendría a un joven que a sus 22 años ya se empapaba del círculo radical obrero de corte ácrata, y a juzgar por su vinculación con el Grupo La Protesta es muy probable que haya conocido las obras del referente del anarquismo peruano Manuel González Prada de quien adoptaría algunos razonamientos libertarios.
Pero es 1919 el año que catapulta a Gutarra como referente del anarcosindicalismo limeño cuando es expulsado del país debido a su activa participación en el Comité Pro-abaratamiento de las Subsistencias y en la liga de Inquilinos de El Callao. De Lima sale deportado para Panamá en donde se vuelve a perder la pista de su destino hasta 1921 cuando llega a Barranquilla. Y en esta ciudad, entre octubre y diciembre de 1923, desempeña su rol de vocero de la Liga, hasta enero cuando por decreto presidencial es expulsado por ser “extranjero pernicioso”.
Sobre Gutarra y su influencia anarcosindicalista se sabe por testigos (oficiales de policía o denunciantes en su expediente) que en sus discursos llamaba a desconocer la autoridad, a hacer obedecer a los caseros mediante sabotaje y boicot y se cree que fue el promotor, aunque oficialmente el Comité Femenino se haya reconocido como tal, de la huelga general (solidaria) de Barranquilla en noviembre de 1923 y que paralizó el 80% de la ciudad y desencadenó enfrentamientos entre grupos de choque y la policía.
Hay hipótesis que hablan de un Gutarra comunista después de su salida de Perú y en su expediente hay diálogos en los que cita al “frente único” que se había proclamado en el Cuarto Congreso de la Internacional Comunista en Moscú en 1922. Sin embargo, a juzgar por sus escritos y los testimonios que de él dan se puede considerar su trabajo político como anarcosindicalista sin que por eso haya dejado de asimilar nociones del comunismo.
El 31 de enero de 1924 Nicolás Gutarra es declarado “extranjero pernicioso” (Decreto 141 de 1924) y expulsado de Colombia. Su destino no es claro y hay quienes lo ubican en Kingston, Jamaica donde moriría en 1926 o por otro lado en Nueva York liderando los mítines portuarios contra la guerra colombo-peruana de 1932.
Lo cierto es que tan pronto Gutarra es expulsado, la Liga de Inquilinos deja su trabajo y organización y se acaba, al menos en los registros de prensa y judiciales. Por eso cabe mirar a Gutarra como vocero, pero también y un poco en contradicción, como líder único de dicha experiencia. Es pues la Liga una muestra de hibridación política que no sólo respondía a dinámicas radicales sino a formas locales de asociación y lucha que no siempre buscó un nuevo orden y que con la llegada de Nicolás Gutarra asimilaría, a su manera, otras tácticas y discursos.
Grupo Libertario Vía Libre
link: http://grupolibertariovialibre.blogspot.com/2011/09/seminario-militante-anarquismo-en_21.html
hola
Franz Garcia quisera saber mas sobre ese dato que usted tiene acerca de Nicolas Gutarra.
Se ha comunicado con ese joven que dijo ser el nieto-sobrino de Nicolas Gutarra.
Ha investigado mas sobre dicho dato, quisera saber más sobre, espero que pueda brindar la verdad de ese dato ya que ayudaria mucho en la investigación de dicho personaje.
Saludos
Espero respuesta.l
Corrección: el pueblo de origen no era Pucará sino Sicaya, pero en el mismo valle y en el mismo departamento.
El artículo es breve pero bueno, da luces de aspectos de Gutarra que obviamente no se conocen en Lima (así como la de todos los deportados luego de la huelfa de 1919).
Lo que quería mencionar es sobre su nacimiento. Por el año 2006, cuando junto a otros compañeros del entonces Grupo Qhispikay Llaqta (de Lima) nos encontrábamos vendiendo el periódico anarquista Qhispikay (Libertad) en una plaza grande y céntrica del distrito de La Victoria en Lima, aprovechando un acto político-cultural en ese espacio, conocimos a un ex trabajador (no recuerdo su rama, pero creo que era metalúrgico) que me dijo ser sobrino-nieto del propio Nicolás Gutarra, y que este compañero no habría nacido en Lima, sino en Pucará, en el Valle del Mantaro, departamento de Junín. Y que incluso en su pueblo hay un pequeño busto en su homenaje, colocado en una de sus plazas.
Este dato no lo he podido confirmar, pero por los detalles que me dio este señor y las fechas y todo eso, parecía coincidir.
Saludos.