MÚSICA EN EL CENTRO DE LOS OBREROS
La  música es un arte liberador. En esta oportunidad, el autor nos cuenta  la historia de un Centro Musical conformado por los trabajadores que  lucharon por la jornada de las 8 horas en 1919. Ellos vieron en la  música una forma de ampliar su cultura y expresar su creatividad.
El  13, 14 y 15 de enero de 1919, estuvieron inmovilizadas la ciudad de  Lima y el puerto del Callao, debido al más grande paro general –hasta  esa fecha –, en busca de una justa jornada laboral.
El  tercer día de dicho paro, el gobierno de José Pardo envió al director  de Fomento hasta el Parque Neptuno –hoy Parque de los Museos – donde  estaban concentrados los huelguistas para dar lectura al Decreto con el  que se oficializó la jornada de las ocho horas de trabajo en el Perú.
El  11 de noviembre de 1922, la música del triunfo conquistado, dio como  resultado el nacimiento del Centro Musical Obrero de Lima.
«…  El director del Centro era Delfín Lévano Gómez, obrero panadero,  conspicuo dirigente del movimiento obrero inicial. El conjunto se  componía de violín, guitarra, piano y clarinete. (…) el violín corría a  cargo de un músico profesional invitado, de apellido La Madrid. Así lo  atestigua Liberto Lévano, hijo del segundo matrimonio de Manuel  Caracciolo Lévano Chumpitaz, padre de Delfín Lévano. La guitarra la  tocaba el sastre anarquista Julio Caycho, muy activo en las luchas  sociales de comienzos de siglo; un músico Reyes, de Huaraz, simpatizante  de las ideas de los animadores, era el pianista. Delfín Lévano tocaba  el clarinete, que lo había aprendido, por música, en sus días de recluta  del Ejército». (1)
Su  objetivo no fue exclusivamente tocar música, consciente o  inconscientemente despertaron su creativa musical y la de los allegados a  este grupo. Se esforzaron por dar una educación musical a sus hijos, ya  que sabían que ésta amplía la percepción y por tanto el juicio critico.
Afortunadamente  esta historia está respaldada por los manuscritos que pudieron salvarse  del olvido del tiempo. Este «cancionero escondido» nos muestra la  calidad de los géneros musicales a los que nuestros trabajadores tenían  acceso. Se encuentran doce piezas de jazz, diez valses, seis tangos,  tres himnos, dos pasodobles, una polca, una habanera, una mazurca, tres  canciones francesas, muy aparte de los fragmentos de óperas y operetas  encontrados.
SU  OBJETIVO NO FUE EXCLUSIVAMENTE TOCAR MÚSICA, CONSCIENTEO  INCONSCIENTEMENTE DESPERTARON SU CREATIVIDAD MUSICAL Y LA DE LOS  ALLEGADOS A ESTE GRUPO. SE ESFORZARON POR DAR UNA EDUCACIÓN MUSICAL A  SUS HIJOS, YA QUE SABÍAN QUE ÉSTA AMPLÍA LA PERCEPCIÓN Y POR TANTO EL  JUICIO CRÍTICO.
En  ese entonces, Lima tenía sólo cuatro barrios populosos: el Rímac,  Monserrate, Barrios Altos, y La Victoria, siendo precisamente las zonas  donde se dieron sus principales actuaciones.
El  Centro Musical no duró mucho, Leguía y su oncenio terminaron por  sepultarlo antes de 1925 y como es de imaginar fue destruido todo  material que recordara su existencia.
Es  conocida la amistad de Felipe Pinglo y Delfín Lévano, lo que explicaría  la elevación de la calidad melódica y literaria en su obra, a fines de  la década del 20.
Por  otro lado, en el Callao, Eduardo Márquez Talledo detiene sus  composiciones románticas, en solidaridad con los problemas de sus  compañeros de clase y escribe los valses «Pobre obrero».
«Esa eterna misión del obrero,
labrar el porvenir del mundo entero,
ser el crisol donde perpetuamente
se funden porciones de dinero.
Ya suenan las sirenas matinales
Llamando con afán al pobre obrero
Que acude con sus callosas manos
A convertir en oro, el hierro y el acero/…
Y «Sábado, día del Pueblo»
Sábado, día del pueblo
Tremenda equivocación
El pueblo no tiene día
Sólo tiene explotación /…
Estos  dos valses junto con 7 obras de Felipe Pinglo Alva, fueron prohibidas  de ser cantadas en la Radio, durante el gobierno de Oscar R. Benavides,  por considerarlas subversivas.
Lo que nos invita a recordar que un artista verdadero, no puede estar indiferente ante los problemas de su pueblo.
Desde  1905 en el Perú, se conmemora el 1º de mayo como «Día del Trabajador»  en honor a los mártires de Chicago ejecutados en dicha fecha de 1886.
(1) «Un cancionero escondido» Edmundo Lévano- PUCP: 1998
ESCRITO POR: MANUEL ACOSTA OJEDA
Tomado de la revista VARIEDADES del 3 de mayo del 2010.
			