Las actividades libertarias en Perú reaparecen al final de la década de los 80, en un momento en que en Perú la efervescencia de grupos musicales con ciertas inquietudes políticas es muy grande. Esas serían las primeras expresiones del llamado rock subterráneo, movimiento que tiene connotaciones con el punk. Estos grupos van adquiriendo mayor politización con el tiempo, pasando el aspecto musical a un segundo plano, dejando de ser un fin para transformarse en uno de los medios posibles.
En esta época, guerrillas como el M.R.T.A. y Sendero Luminoso captaron, gracias a su mayor propaganda e infraestructura, militantes entre los simpatizantes del movimiento libertario.
Las leyes anti-terroristas limitaron en buena medida el crecimiento y desarrollo de los grupos anarquistas, produciendo entre éstos cierta autolimitación con el fin de no ser identificados con los grupos armados.
En 1989 se crea el Colectivo de Juventudes Autónomas (C.A.J.A.) que reúne a muchos de los integrantes del llamado movimiento subterráneo y que sin ser abiertamente libertario, «tiene anarquistas en su seno». Tuvo una vida efímera. A principios de los 90 aparecen nuevos militantes, que ya no surgen de esta base musical y que junto a los que habían evolucionado desde el rock subterráneo crearon grupos más definidos, teniendo sobre ellos gran influencia la propaganda libertaria que llegaba principalmente de España.
Surgen en Lima «Autonomía proletaria» y «Colectivización», grupos todavía activos. El primero canaliza su propaganda en el campo anarcosindicalista, aunque ahora no lo consideren un arma tan eficaz como antiguamente. Realizan una tarea de divulgación entre los trabajadores, editando una publicación que lleva el nombre de Organización. En 1996 cambiaron el nombre por el de El obrero al darse cuenta de que sus militantes eran vigilados y vistos como «elementos extraños» por parte de los aparatos policiales.
Saliendo de la capital y comenzando por el Norte encontramos representación libertaria en Piura con el colectivo «Reconstruir» y la publicación El inconforme, además de fancines y bandas subterráneas. En Huaruco grupos ecologistas distribuyen material alternativo y libertario. En Guancayo funciona el «Proyecto popular» y se publica el fancín Reacciona.
En el Sur, en Arequipa tienen la revista Yaiyarguarta («sangre del pueblo» en quechua). Con algunas de sus páginas escritas en esta lengua, remembrando el trabajo de la Federación Obrera Indígena del Perú, realizado entre los años 20 y 30, que servía de ligazón entre el anarcosindicalismo peruano y el movimiento indígena campesino de la zona meridional del país.
En Arequipa también son numerosos los grupos musicales y los fancines de protesta, Ya en Cuzco, la antigua capital de los incas, encontramos al Movimiento Anarquista de Perú (M.A.P.) que, más que un movimiento, es un pequeño grupo que edita una publicación del mismo nombre. Toda una amalgama de grupos y publicaciones que tratan de coordinarse y avanzar, pero que afrontan una serie de obstáculos.
«Colectivización» edita una revista de igual nombre y sus actividades están ligadas a los círculos universitarios, realizando balances históricos y sociológicos sobre la actual coyuntura peruana, contemplando las ideas libertarias desde una perspectiva renovadora.
«Avancemos» es otro colectivo que pretende superar el aspecto musical que todavía rodea a buena parte de sus simpatizantes, llevando el debate a un terreno más político. Realizan conciertos, conferencias, debates y otras actividades cuyos beneficios revierten en la organización de nuevas actividades.
«Avancemos» se transformó poco después en «Coordinadora Sonidos de Acción» (C.S.A.), agrupación que intenta desarrollar un movimiento de forma autónoma. El grupo está presente en diferentes barrios de Lima y en otras ciudades. El C.S.A. edita las publicaciones Barricada y Despertar; otros colectivos son: «Cambio radical», que actúa en la zona norte de la ciudad, y el grupo «Ikaria», que reivindica el anarquismo nihilista. Existe gran abundancia de fancines (Buscando un camino, Cultura, etc.) y grupos musicales que simpatizan con las ideas libertarias; entre éstos destacan «Autonomía», «Generación perdida», «Al margen» y «Los ricos».
En las universidades se están organizando por parte de algunos estudiantes diferentes conferencias sobre la historia del movimiento libertario y otros temas con participación de compañeros libertarios. También hay simpatizantes entre los activistas de los derechos de los animales que regularmente realizan campañas contra las corridas de toros y por la liberación animal. Toda esta actividad en Lima la realizan diversas personas que se repiten en otros varios grupos, por eso no podemos hablar de una cantidad muy numerosa de militantes.
El «fujimorazo» de 1993 obligó a los compañeros peruanos a tomar algunas precauciones. Los anarquistas están catalogados, según las leyes represivas peruanas, como terroristas independientes que no encajan en los «terrorismos tipificados», algo que puede llevar a rigurosas penas de cárcel, por lo que los libertarios se ven forzados a cambiar sus lugares de reunión, a ser discretos cuando hablan de anarquismo, a cambiar de nombre sus publicaciones cuando consideran que empiezan a ser detectados, y otras medidas por el estilo.
Otro grave problema es la falta de locales para reunirse. Tienen que hacerlo en locales públicos, abiertos, lo que provoca atenciones no deseadas. Recientemente están sufriendo el asedio de los ya escasos marxistas-leninistas, maoístas, etc., con el fin de aprovechar políticamente su trabajo y las ideas libertarias en general.
A pesar de las evidentes dificultades, los compañeros peruanos son optimistas en cuanto a su trabajo y esperan llevar adelante el ideal que consideran más justo.
A.N.A.
Extraido del periodico: Tierra y Libertad, N° 155 – Junio 2001
http://www.nodo50.org/tierraylibertad/155.html#articulo3