Luís R. (Desobediencia)
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Retrotrayéndonos al pasado, encontramos la organización de los primeros sindicatos de carácter anarquista a fines del siglo XIX, período en que comienza a descollar la figura más conocida del pensamiento ácrata peruano, Manuel González Prada (1848-1918). A inicios del siglo XX, con la participación de compañeros como Manuel Caracciolo Lévano, se funda la Unión de Trabajadores Panaderos, fue entonces que comienzan a darse huelgas y actos públicos de relevancia y bajo principios anarcosindicalistas, apareciendo periódicos de tendencia anarquista.
En 1911 sale a la luz el periódico La Protesta (1911-1926), donde se agrupan entrañables referentes que habían organizado la Federación Obrera Regional Peruana; ésta inicia la lucha por la jornada de ocho horas con huelgas, conflictos específicos y una gran difusión de periódicos y folletos de propaganda libertaria y sindicalista, propiciando conversaciones y conferencias que despertarían las conciencias de muchos trabajadores. L@s anarquistas seguirían promoviendo una serie de movimientos reivindicativos que culminarían con la definitiva implantación de la jornada de ocho horas en todo el país, luego vendría la campaña pro abaratamiento de las subsistencias, para una baja de precios en productos básicos, transportes e impuestos, esto terminaría con el conocido “paro del hambre” (1919).
Pero, se vendrían años en que la incesante actividad anarquista y obrera sufriría la respuesta represiva de los gobiernos. Se decomisaron las imprentas, se cerraron locales y se acaba con buena parte de la infraestructura de un movimiento quizá todavía en ciernes, finalmente asesinando o desapareciendo a muchos de sus miembros. De las luchas anarcosindicalistas de principios de siglo hubo una “apropiación ilícita” por parte del APRA, emigrando lamentablemente muchos hacia ese sector o a los partidos y organizaciones marxistas. Con el transcurrir de los años, empezaría una etapa de sequía para las actividades libertarias. Víctima de la represión y desvirtuado por los partidos políticos, el movimiento obrero y anarcosindicalista perdería mucho de la fuerza adquirida en sus primeros años, fundando algunos de los supervivientes la Federación Anarquista del Perú que desaparecería a finales de los años sesentas y comienzos de los setentas. La actividad libertaria reaparecería en los años 80, asomando grupos de carácter musical con ciertas inquietudes políticas que darían a luz a la CAJA (Colectivo de Juventudes Autónomas) hacia finales de esa década. Después de esta efímera experiencia, a principios de los noventa aparecen nuevos militantes que ya no parten exactamente de esa base musical, aunque manteniendo relaciones con aquella, surgiendo toda una amalgama de grupos y publicaciones a inicios de los años 90 (en provincias y en Lima) que tratan de coordinar y lograr una mayor efectividad pero que se enfrentan a no pocos obstáculos. Comienzan a aparecer publicaciones como Ataque Anarco, Bandera Negra, Colectivización, Avancemos, Barricada, Despierta, Buscando un camino, A-Cultura, Desobediencia, etc., todas a cargo de colectivos e individualidades libertarias de diferentes tendencias.
También, grupos musicales que expresan ideas libertarias (como Autonomía y Generación Perdida). Los finales de los noventas darían cabida al naciente movimiento anarcopunk, sus reivindicaciones y su quiebre con tendencias musicales comerciales y autodestructivas. Aparecen grupos y proyectos de interesante repercusión, como el Centro Social Anarcopunk (lamentablemente inexistente en la actualidad). En los últimos años, se publica Desobediencia, esfuerzo que hizo posible la salida de una prensa libertaria en formato de periódico después de muchos años. Después le siguió el periódico La Protesta. Siempre surgen nuevas propuestas y la crítica y la protesta pueden tomar diferentes formas. Actualmente, empero, no existe un movimiento libertario propiamente dicho. Pero sí experiencias, colectivos, publicaciones, individualidades y varios proyectos. A partir del año 2000, podemos trazar una línea divisoria entre lo que había y lo que hay, en Lima y otras provincias. De allí al tiempo presente (2006) muchos cambios y pocas cosas concretas. Comencemos por Lima. En cuanto a las publicaciones, varias no nos acompañan ya. Por ejemplo, Buscando un Camino ya anunció su final. Quedan esfuerzos a manera de fanzines anarcopunks, más algunos boletines y hojas de combate por parte de colectivos libertarios.
Esperamos que sigan saliendo Muñeka de Trapo y Casa de Bruxas, muy interesantes publicaciones. Aún trata de mantenerse en pie Desobediencia, con los problemas propios, en cuanto a finanzas y distribución, que trae el formato de periódico. En relación a colectivos, l@s compañer@s de Axión Anarcopunk ya están actuando sólo como individualidades libertarias, se mantiene el colectivo MARginales (que fue reflotado) y el Kolektivo Manuel González Prada y han surgido nuevos agrupamientos libertarios que llevan la fuerza en su juventud. Este sector lo engrosan actualmente Emancipación Social, Conciencia Libertaria, Taller Libertario, Estrella Negra (ahora Qhispikay Llaqta) y otros en etapa de formación. Se está intentando también establecer algunos lazos entre l@s compañer@s que tienen más años en esto (algun@s actuan ya sólo como individualidades) y las nuevas generaciones en lucha. Lo interesante y positivo es que se mantienen las actividades: actos, marchas, jornadas, proyectos, etc. En provincias también hay varias iniciativas.
En Tacna, el colectivo Jóvenes en Pie de Lucha aún insiste con actividades libertarias. Se conocen propuestas anarcopunks en Moquegua e Ica. También bandas con clara actitud política ácrata en Cerro de Pasco y Cajamarca, donde además interactuan l@s integrantes del colectivo Kontrakultura Libertaria con gran presencia de difusión y propaganda y el proyecto de una biblioteca libertaria. En Cusco, al parecer se están reiniciando actividades, sobre todo con nuev@as compañer@s, igual en Arequipa, Huancayo y Puno. En Piura, actúa la coordinadora Zona Autónoma con frecuente actividad en volanteos y contrainformación sobre problemáticas de la zona y otros temas.
En resumidas cuentas, siempre habrá anarquismos y anarquías, pero por lo pronto tendremos que esperar un poco más (quizá más de lo que esperamos) para hablar del “movimiento libertario” en el Perú. Queda trabajar, actuar y organizarnos con mucha responsabilidad, respeto y afinidad como la clave para confiar en mejoras y avances, como la clave para consolidar nuestras publicaciones y nuestros proyectos, como la clave para seguir construyendo la tan ansiada libertad.